Los huesos no son un alimento para nuestros perros, sino más bien un objeto de entretenimiento y deben elegirse con cuidado, ser grandes y siempre estar cocinados.
Así que debemos estar atentos porque aunque parezcan inofensivos, los huesos pueden provocar importantes problemas de salud a nuestro amigo de cuatro patas que lo pueden llevar a la muerte.
¿De qué están constituidos los huesos y por qué son peligrosos para nuestro perro?
Los peores, según los especialistas, son los de animales pequeños, dígase conejo o pollo porque son huesos más pequeños. Cuando el can los mastique, esos pedacitos puntiagudos le pueden perforar el intestino, el estómago o causar heridas.
En el caso de los más grandes, como los de vaca y jamón cocido, se disminuirán los riesgos porque no se astillan, pero seguirán siendo peligrosos para nuestros perros. El can los va a roer y va a ir sacándoles la arenilla. Esta no se digiere, es como si el perro comiera arena, lo cual puede provocarle diarrea o estreñimiento.
¿Qué le puede provocar a nuestros perros ingerir huesos?
- Rotura en los dientes.
- Obstrucción gastrointestinal (obstrucción en el tracto digestivo).
- Asfixia por obstrucción en la tráquea, en cuyo caso observaremos dificultad para respirar o tos.
- Cortes y heridas en la boca o en las amígdalas.
- Lesiones y perforación en esófago, estómago, intestinos y recto.
- Vómitos.
- Sangrado del recto.
¿Huesos cocinados o crudos?
Los huesos cocinados son nocivos para nuestros amigos de cuatro patas, ya que pueden conducir a una perforación intestinal o a una obstrucción en la garganta. Esto se debe a que durante el proceso de cocción los huesos se debilitan, provocando que se astillen. El can al comerlo se le dañan las paredes del sistema digestivo. Además, los huesos cocinados han perdido todos los nutrientes que pudieran aportarle a nuestro perro.
Ahora bien, en el caso de los huesos crudos, si se los vas a dar debería ser una vez a la semana y tratar de que tengan carne. Lo que sucede en este caso es que hay muchos parásitos en las carnes frescas.
¿Qué debes hacer?
Los veterinarios recomiendan congelar estos huesos tres días antes de dárselos al can y cuando se los vayas a ofrecer tienen que estar descongelados totalmente. Hay bacterias que no se eliminarán, pero de este modo serán menos dañinos.
Pero lo más importante es que si le vamos a dar huesos a nuestros perros debemos pensar en que se entretenga con él y nunca en que se los coma. Mientras esté comiéndolos vamos a estar cerca de ellos para impedir que se los trague.
Juguetes en lugar de huesos: la alternativa más segura
Son productos fabricados con materiales naturales prensados, dígase cuero, piel. Además, algunos son funcionales y pueden servir para limpiar los dientes. Su constitución es más blanda, no se astillan, se pueden comer. No importa la forma que tengan, pero con ellos nuestro can jugará, masticará y lo mejor, no pondrás en peligro su salud.